Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar...

Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar...
Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar...

domingo, 6 de noviembre de 2011

6 de noviembre 2011

El día se oscurece, llega la noche, al fondo, evadido sin más luz que la de un flexo, una silueta, parece un hombre, aunque la vista no da para distinguirlo y la escasa luz hace aún más complicada la tarea. Pasa el tiempo, no se mueve, no habla no reacciona frente a nada…Si no fuera por el vaho de su boca podría pensarse que está muerto…
En él se acumulan todo tipo de pensamientos, victorias transformadas en derrotas, valor convertido en miedo, ilusiones desbancadas al amanecer, planes de futuro desconocidos, revueltas internas, afán de libertad frustrado, deseos… si, deseos, objetivos fallados, hostias que derriban, que se acumulan, y pesan cada vez, resurgimientos inesperados, fuerzas sacadas de la nada, ruinas de lo que antes fue un gran imperio, cenizas calientes del pasado, temor a lo desconocido, estrategias guiadas por la codicia, conveniencias por intereses ocultos, rostros delatados, traiciones insospechables…
Parece que ahora si se mueve, un leve giro de muñeca y mira su reloj, se levanta alza la persiana, mira a lo lejos y aunque le parezca imposible está viendo salir el sol. Tras esto pone rumbo a la cama, se duerme o al menos hace el amago de ello. En el ahora solo hay sueños.

Si parece extraño, incluso surrealista pensar que simplemente es una noche cualquiera, con dos cafés de más y unos apuntes de historia.

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