Descubrí que un hombre puede necesitar 400 páginas para decirle a una mujer que la quiere. 400 páginas antes del primer beso, 300 antes de una caricia, 200 antes de atreverse a mirarla, 100 para declararle su amor. En una época en la que se envían SMS cuando se quiere follar, todo eso me pareció prodigioso, vertiginoso, loco, desmesurado, extravagante, insensato, grandioso...
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